jueves, 25 de marzo de 2010

Del grafito a la miel...

Intentando manchar mis dedos de grafito suelto, sigo intentando dibujar líneas que hagan de lazos furtivos entre mi mundo de sueños y esta realidad que es mi ahora, sin lograr conjugar formas en el papel siento que mis manos ya no son mías, veo como ellas ya solas dibujan líneas al azar e ignorándome se van.

Queriendo retenerlas las empuño, transpiran y las siento inquietas… debe ser que ahora ya no quieren dibujar para mi y puede que así lo sea, últimamente me he estado abandonando… por favor les pido que jueguen una vez más conmigo, intentando convencerlas de no dejarme otra vez. Creo que el grafito les recuerda alguna pena, y tal vez sea por eso que ya solo quieran irse.

Entonces miro mis lápices y espero un momento en que llegue esa calma tan ansiada, quien es también la que me devuelve el alma cuando la pierdo, es por eso que evito los recuerdos...para no dejarla ir tan seguido.

Pasa que cuando recuerdo, recuerdo esos momentos en que viví aquel instante comparado con eras, en que mi alma era mas mía que nunca y era completa...es ahí irónicamente el momento justo en que la pierdo y entonces espero a mi calma que llegue, solo eso... espero y le pido que me ayude, que me ayude a que vuelva… para no perder la razón, para huir de la soledad y el vacío que me esperan sin ella.

Entonces lo intento otra vez, eligiendo tonos mas alegres, mis manos ya no transpiran, ya no están inquietas y las yemas de mis dedos vuelven a mí vestidas de colores cálidos de ron y miel. Mientras comienzan a trazar líneas ya no tan erradas, ni tan al azar.

De fondo se dejan oír melodías de acordes eléctricos y de cuerdas apasionadas, traen a mi mente el lejano zumbido de abejitas y galaxias, de viajes largos y calurosos a lugares únicos y entrañables. Alto, no, no otra vez! esta osadía mía….cierro mis ojos y decepcionada de caer, recuerdo que soy una experta en evadir recuerdos…

Y en eso justo recuerdo que no me he encontrado con Violeta en estos días, te he dejado ahí Violeta en una esquina, se que me miras con ansias porque también yo lo hago, solo es que… es que aún eres un puente vacilante de recuerdos por evadir y ya sabes de quien vienes…pero descuida, volveré.

El sol comienza a caer y junto con él las sombras de incontables hojas grandes de un viejo palto, se dejan ver a través de un visillo de bordadas florecillas que se entretejen en mi ventana, se asemeja a un trasparente de ventanitas de hadas que dejan en un momento justo, a mi cuarto saturarse de la miel del sol, como la miel que ahora tengo plasmado en mi dibujo, y que ahora ya veo de formas sinuosas pero aún difusas.

Pasan minutos, algunas horas desde mi comienzo y entre el aire perpetuo de música apasionada y mi dibujo que va cobrando líneas ya sentidas y profundas… lo descubro y sonrío compadecida, veo que mi ansiada calma me ha engañado, que a pesar de los intentos, solo sigo siendo la misma, la misma mas cierta locura – creo que perdí la razón – aunque noto pintitas de felicidad en esta locura mía, porque veo que mis manos ya no quieren irse, porque yo, mientras contemplo tu rostro dibujado de miel en un papel... dejo de abandonarme.

(Por cierto, aquel viejo palto junto a mi ventana, esta a punto de caerse… suerte que no se viene hacia mi… aunque mi vecino puede que no diga lo mismo, esto es cosa seria.)

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